Disponibilidad: En almacén, envío inmediato.
Ir a la tienda SibaritiaNota de cata: Vista: Ofrece a la vista un limpio y brillante color cereza. Nariz: En la nariz, un intenso aroma floral ya fruta roja del bosque, ensambla con toques lácticos y vainillas propios de su breve paso por madera (150 días). Boca: El paso de boca resulta amplio, elegante, persistente y aterciopelado, sin perder la viveza de los grandes vinos Jovenes de la Ribera. Maridaje: Cabrito asaso al horno, con patatas, chamiñones, carnes rojas al horno, champiñones, trufas. Elaboración: En pleno corazón de la Ribera del Duero se sitúa el Pago de los Capellanes, situado a un kilómetro escaso de Pedrosa de Duero, pueblo burgalés en el que se vendimian algunas de las mejores uvas de toda la Ribera. En sus orígenes, en la finca apenas si había unos miles de cepas, en la tradicional forma de vaso. El matrimonio Rodero – Villa, rodeados de un excepcional equipo, y apostando por una forma muy particular de concebir el vino, ha logrado que hoy en día el Pago de los Capellanes supere las cien hectáreas de viñedo propio, en espaldera, que rodean la bodega, conjugando variedades como la tempranillo o tinto fino, la cabernet, y la merlot, y haciendo posible cumplir un sueño que se remonta a 1980. La producción reducida permite el estricto control de la calidad final del producto, así como el seguimiento personal de todas las partidas embotelladas. En los viñedos de la bodega solamente permitimos 5.000 kg de uva por hectárea, por debajo de los 7.000 permitidos por el Consejo Regulador de la Ribera del Duero, un claro ejemplo de la apuesta por la calidad de nuestra materia prima. Se inicia la vendimia a primeros de octubre seleccionando las parcelas con más concentración de antocianos y se desechan los racimos no aptos. A la entrada de la uva en la bodega, se tratan por separado las tres variedades Tinto Fino 80%, Cabernet Sauvignon 10% y Merlot 10% y después de una breve prefermentación en frío se inicia una fermentación alcohólica espontánea (sin adición de levaduras). Durante el encubado, 22 días, se realizan remontados y bazuqueos diarios controlando densidad, temperatura y evolución de la población de levaduras. Al término de esta fermentación, se sangran los depósitos y se realiza la fermentación maloláctica. Esta fermentación se inicia sin adición de bacterias y se controla la temperatura a 20ºC durante un periodo de 24 días, controlando los índices de ácido málico y ácido láctico. Cuando el ácido málico está por debajo de 0,1 g/l se hace el trasiego separando las lías y sin filtrar ni clarificar, ni pasar por frío se lleva directamente el vino a las barricas. Durante cinco meses el vino reposa en barricas nuevas de Roble Francés, al cabo de este periodo, se lleva a depósito para homogeneizar, únicamente se filtra por placas (K700 - poro abierto) y se embotella. Observaciones: Servicio entre 14-16ºC
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