Marca: Life Extension

Tienda: Ángela Rueda

Disponibilidad: En almacén, envío inmediato.

ÚNICO Q10 UBIQUINOL ESTABILIZADO CON PrimaVie - Máxima absorción MUNDIAL Q10 - Suplemento esencial contra los problemas cardiovasculares - Reconocido agente anticáncer por el National Cancer Institute de EEUU - Sustancia necesaria para la generación de energía - Imprescindible suplementar en quien consuma estatinas La coenzima Q10 es un componente esencial de las mitocondrias celulares, el corazón de las mismas y donde generan energía. Al ser un potente antioxidante protege el ADN de la mitocondria de la oxidación, es un suplemento popular en personas con riesgo cardiovascular ya que refuerza el músculo del corazón. Paradójicamente las estatinas, el grupo de medicamentos cardiovasculares más vendidos, reducen la coenzima Q10 del cuerpo, haciendo vital su suplementación en este caso. Hace ya años los científicos demostraron cómo la ingesta de una forma de Q10 ubiquinona producía beneficios coronarios, cerebrales, en riñones y otros tejidos. Lo que parte importante de la literatura obviaba era el hecho de que para emplear adecuadamente la forma ubiquinona, ésta debía ser reducida en el cuerpo a su metabolito activo conocido como ubiquinol. Si bien la ubiquinona tiene capacidad para ser reducida a la forma ubiquinol por sí sola, el modo óptimo de suplementar Q10 es ingerir directamente una forma ubiquinol. El problema era que el ubiquinol era altamente inestable como suplemento nutricional. Problema que se ha resuelto gracias a un método patentado japonés que permite la utilización de una forma ubiquinol por las células. La coenzima Q10 existe en el cuerpo en forma de ubiquinol y ubiquinona, pero juegan papeles claramente diferenciados en el cuerpo. El ubiquinol es un electrón donante, mientras la ubiquinona es un electrón aceptante. Los electrones que dona el ubiquinol neutralizan los radicales libres. Sólo este hecho hace al ubiquinol superior para proteger frente a las reacciones oxidativas en el cuerpo. Además, el ubiquinol tiene dos grupos hidroxilos, lo que lo hace más absorbible y soluble en agua, y explica por qué el cuerpo emplea mejor el ubiquinol. Sin embargo, los fabricantes siguen empleando ubiquinona porque es más barata y es más fácil estabilizarla. Pero es la forma ubiquinol la que predomina en los tejidos humanos. Llamada coenzima por su habilidad en participar en múltiples reacciones químicas, la coenzima Q10 juega un papel central en el metabolismo de la energía. Comparación de absorción Ubiquinona-Ubiquinol "Kaneka QH(trade mark) after single and 4-week multiple oral administration to healthy volunteers”, Regul Toxicol Pharmacol, agosto 2006 Más de 4.000 estudios científicos y 12 conferencias internacionales han hecho de esta coenzima un auténtico protagonista especialmente en el campo cardiovascular y en los últimos años también en otros como el neurológico. La coenzima Q10 puede definirse como una vitamina soluble en grasa. A pesar de la abrumadora evidencia científica sobre sus beneficios, son muchos los médicos que apenas saben de ella, lo cual supone una tragedia. Fue descubierta en 1957, empleada como medicamento de uso común en Japón al menos desde finales de los 60, aunque hasta mucho más tarde no fue una sustancia de precio costeable. El primer suplemento nutricional de Q10 lo lanzó en 1982 la fundación Life Extension en EEUU. Desde los años 70 especialmente, científicos de todo el mundo han contribuido a reafirmar el impacto curativo del Q10, en particular en el ámbito cardiovascular. Durante la última década, dichos hallazgos han alcanzado a relacionar su potencial terapéutico en problemas neurodegenerativos como Alzheimer, Parkinson o la enfermedad de Lou Gehrig y han centrado su atención sobre su papel en las mitocondrias, los centros celulares donde generamos energía. Rolf Luft, del Hospital Karolinska de Suecia, y pionero en el estudio médico de las mitocondrias, ha observado que incluso una pequeña deficiencia de Q10 podría ser un factor desencadenante del desarrollo de diversas enfermedades. Para vivir necesitamos energía, seamos deportistas de élite o vivamos convalecientes. Para generar energía las células la obtienen en último término extrayendo electrones de los alimentos para fabricar ATP. Hablar de ATP es hablar de energía. Las moléculas de la coenzima Q10 juegan un papel crítico en este proceso transportando estos electrones entre las enzimas. En 1978, el bioquímico británico Peter Mitchell ganó el Nobel de Medicina por describir este exquisito proceso de generación de energía en las células. La producción de energía es la principal función del Q10 en el cuerpo según Karl Folkers, la mayor autoridad mundial en el Q10 hasta su muerte en 1997. Durante 40 años, encabezó múltiples investigaciones sobre esta coenzima. Fue quien en 1972, desde la Universidad de Austin en Texas, descubrió la deficiencia de Q10 en la enfermedad cardiovascular. Esto inspiró numerosos otros estudios y en 1990 el presidente George H. Bush le concedió el Premio Presidencial de Ciencias. Estos estudios posteriores confirmaron que cuanto más débil es el corazón, o más grave la cardiomiopatía, mayor es la deficiencia de Q10. Y esta coenzima funciona tanto en adolescentes con cardiomiopatías, personas de 40 o 50 años con las arterias bloqueadas o ancianos con fallo cardíaco. Todo ello se debe a que el Q10 impulsa la fuerza del corazón a bombear con más energía, la denominada fracción de eyección de la que ya he hablado. En los 80, Folkers colaboró con Per Langsjoen, de la White Clinic en Temple, Texas, en estudios controlados con Q10 en personas con cardiomiopatía. Según los autores de estos estudios, se consiguieron "mejoras clínicas extraordinarias". Pero los beneficios del Q10 no se aplican sólo a la cardiomiopatía, sino también al fallo cardíaco, la angina, enfermedad coronaria arterial, ataque cardíaco o recuperación tras cirugía coronaria. El hijo de Per, Peter Langsjoen, tambien médico y cardiólogo, ha seguido la estela de su padre. Según su experiencia clínica, en el 80% de sus pacientes ve mejoras importantes suplementando esta coenzima en sólo 4 semanas, alcanzado el máximo de mejora posible con el Q10 en 6 a 12 meses. Parte de la magia del Q10 es que reenergiza las células del corazón en problemas o que se debaten entre la vida y la muerte. El Q10 es capaz de rejuvenecerlas. En 1992, Folkers escribía un reportaje junto con los doctores Langsjoen padre e hijo sobre el empleo de Q10 en pacientes con transplante de corazón. "Tras la Q10, todo mejoró. Algunos pacientes no necesitaron medicamentos y no tenían limitaciones en su estilo de vida." Uno de los casos tratados por estos médicos fue un afroamericano de 64 años con fallo cardíaco inoperable. Tras seis meses tomando coenzima Q10, había mejorado hasta el punto de que se concluyó que "no tiene limitaciones en sus actividades cualesquiera que sean." Los autores determinaron que "incluso aunque trates a un paciente con medicamentos, la deficiencia de Q10 permanece. Ningún medicamento cardiovascular puede hacer por el cuerpo lo que hace el Q10". Además, el Q10 es uno de los más poderosos antioxidantes conocidos. Es relativamente reciente el descubrimiento de que protege la vitamina E de la destrucción oxidativa. Y lo que es más importante de todo es que puede ejercer su función antioxidante en las propias mitocondrias, donde se produce infinidad de radicales libres durante el proceso de generación de energía. Igualmente, es uno de los más poderosos protectores frente a la oxidación del colesterol LDL. El cardiólogo James Roberts asegura que la ignorancia de los médicos sobre el poder del Q10 es un acto de pura arrogancia médica que cuesta vidas. Entre otros beneficios que se han reportado, ya en 1976 los investigadores apreciaron que el Q10 reduce la presión arterial en pacientes con hipertensión diagnosticada. A lo largo de los años, la evidencia ha llegado a señalar la deficiencia de Q10 como una causa de hipertensión en algunas personas. El engrosamiento del músculo del corazón puede ser perfectamente resultado de la deficiencia de Q10. Esto significa que el trabajo del corazón es más duro. Como respuesta, el cuerpo produce la hormona del estrés adrenalina, que a la larga acaba constriñendo los vasos sanguíneos, lo cual acaba requiriendo una presión sanguínea mayor para llevar la sangre por las arterias. Conociendo todos los peligros que entraña una deficiencia de esta coenzima resulta casi paradójico que los medicamentos más vendidos para tratar a pacientes cardiovasculares, las estatinas reductoras del colesterol, supriman la producción natural del Q10 por el organismo, ya que la puede fabricar la misma enzima que produce colesterol. A día de hoy, sólo el gobierno de Canadá obliga a esta advertencia en el etiquetado de estos fármacos. La propia ciencia ha determinado que las personas con mayor probabilidad de deficiencia reseñable de Q10 son las personas mayores, los vegetarianos, los pacientes cardiovasculares en general, los deportistas que realizan ejercicio intensivo, quienes sufren de un tiroides demasiado activo, quienes consumen antidepresivos o los que padecen de una enfermedad periodontal. La FDA (agencia pública que regula alimentos y medicamentos en EEUU), en su persecución de tantos otros nutrientes y compuestos efectivos, intentó denodadamente entre 1985 y 1994 prohibir la venta de coenzima Q10. - "Treatment of essential hypertension with coenzyme Q10" Mol Aspects Med. 1994 - "Usefulness of coen- zyme Q10 in clinical cardiology: a long-term study" Mol Aspects Med. 1994 - "Treatment of hypertrophic cardiomyopathy with coenzyme Q10" Mol Aspects Med. 1997 - "Therapy with coenzyme Q10 of patients in heart failure who are eligible or ineligible for a transplant" Biochem Biophys Res Commun. 1992 - "A